Hoy os traigo un reportaje de una pareja muy especial. Antonio y Cristina.
Allá por el 2014 cuando todavía nuestro estudio estaba iniciando su andadura en Marin ( Pontevedra), Cristina y Antonio, tenían a Axel, su segundo hijo y tras informarse y ver mis trabajos, no dudaron ni un instante en reservar el reportaje de Bautizo. Un reportaje del cual siempre me recuerdan ya que no esperaban que el resultado fuese tan increíble.
Pasaron los años y tras ese reportaje, el traslado de nuestro estudio a Pontevedra en 2017 y el paso de la pandemia en 2020, llegó el año de la comunión de Analía, su primera hija, la cual tras unas cuantas fotos, perdió rápidamente esa timidez y logre sacar de ella esa cara dulce y tierna que hizo que el reportaje cogiese ritmo y estilo. Un reportaje que a día de hoy recuerdo como si fuese todavía ayer.
Ya llegado el 2023 me llegó la sorpresa al estudio. En un principio pensé que era el momento de la comunión de Axel, pero no, mi sorpresa fue que Antonio y Cristina se casaban!!! y tanto que se casaron!!
La boda fue todo un espectáculo. No solo por lo que suponía para mi el volver a trabajar con ellos y que se acordaran de mi, si no por el desarrollo de la misma. Yo siempre digo que voy a trabajar, y esa es mi labor, pero Cristina y Antonio, no solo hicieron que su fuese especial para mi, si no que me hicieron sentir como en casa, uno más.
El desparpajo de Antonio hacía que por momento no pudiese realizar alguna que otra foto. Entre risas y risas, Cristina llegó a pensar que algo ocurría cuando llegué a junto de ella para sacar las fotos, pero... es que ella tampoco me lo puso fácil. Esta pareja que en un primer momento pensé que tendría los nervios a flor de piel, la verdad es que era todo lo contrario. Un comentario y llegaban las risas, otro comentario y otra vez risas. No había manera de poder estar serios, tampoco lo quería ni pretendía que aquel momento que se trataba de un día divertido y feliz para ellos se convirtiera en silencio total, pero las anécdotas no dejaban de salir. Eso si, llegados 10 minutos antes de salir de cara a la iglesia, las risas ya desaparecieron y tanto Antonio como Cris, a pesar de transmitir tranquilidad, en sus rostros se palpaba ese cosquilleo que se dice que se tiene cuando llega el gran momento esperado. Os dejo un pequeño resumen de lo que fue esta gran boda, pero... tranquilos... todavía tengo para largo trabajar con ellos y las risas..... no faltarán.