En un día casi veraniego pero sin tener unas temperaturas demasiado elevadas, he podido disfrutar de la sesión Iris. Una niña super risueña, muy divertida y vivaracha.
Los nervios no existían para Iris que rápidamente se adaptó a la sesión y logró sacar todo su potencial haciendo que el reportaje cogiera unos niveles increíbles tanto por luz, resultado y sobre todo el enclave elegido para la ocasión que hicieron para mi, subir otro peldaño más en calidad. Tras unas cuantas risas, Iris ya muchas veces buscaba que le sacara esa sonrisa que tiene ella tan característica y que contagia a uno. Sus padres, y sus hermanas que también lo acompañaron durante la sesión, lograron que el tiempo le pasara rápidamente.